sábado, 28 de junio de 2008

Los Que No Tienen Miedo

De vez en cuando me encuentro un artículo de periódico o una historia de alguien que parece no tener miedo... Son gente de valor que a pesar de tenerlo todo en contra actuan según sus convicciones y buscando el bien de los demás en lugar del suyo propio... Reflexionando sobre el miedo me doy cuenta que no es tanto que vivan sin miedo sino que lo cogen con cuidado, lo meten en su bolsillo y ahí guardadito... lo dejan aparcado... sabiendo que aunque está, tienen que olvidarlo por momentos para seguir adelante... porque la cuestión es no pararse... hacerlo, aún con miedo... Miguel Ángel nació en Ermua el 13 de mayo de 1968. Todas las personas que le conocieron le definían como una persona normal, afable y extrovertida, sencillo y alegre. Era el hijo mayor de un matrimonio de trabajadores: Consuelo Garrido y Miguel Blanco, tenia una única hermana, Mari Mar. Sus padres inmigraron hacía treinta años desde Galicia buscando trabajo, se conocieron y se casaron en Ermua. Miguel Ángel tuvo una infancia sin apuros económicos pero sin lujos. Su padre era albañil y durante un tiempo Miguel Ángel también lo fue hasta que encontró otro trabajo más acorde con los estudios que había realizado de económicas en Sarriko. A los siete meses de licenciarse había logrado hacer realidad su sueño, trabajar en una empresa, "Eman Consulting" que le permitiera desarrollar su preparación cerca de su querido pueblo, Ermua. Pasaba sus días a caballo entre Eibar y Ermua, localidades en la que se ubican las sedes de la empresa para la que trabajaba, montado en el tranvía que une ambas poblaciones. Aún le quedaba tiempo para tocar la batería con su grupo "Poker" y servir a su comunidad desde su puesto de concejal. Un joven normal que no había renunciado a divertirse, que pese a sus responsabilidades políticas y laborales salía los fines de semana con su cuadrilla y su novia a tomar vinos y disfrutar de sus amigos. Un chico más que el 12 de Julio dejó de tocar con su banda y ese miedo en su bolsillo se hizo grande y lo asfixio durante los dos días que duró su secuestro... nuestro secuestro... porque todos los que creemos en la justicia y en la libertad estuvimos secuestrados con él... No pudimos saber todo lo que el sintió ni compartir todo su dolor... pero sentimos desesperación y repulsa por unos criminales que no tiene nada ni en el corazón ni en la cabeza, que no tienen bandera ni razón... Sí al fin el enorme mostruo apareció pero no venció... por años Miguel Angel Blanco había sido un valiente domesticando su propio miedo, viviendo donde pensar y vivir en libertad es tan sólo un lejano sueño... pero los vascos de corazón, los verdaderos vascos, ese día retomaron su lucha, como la de muchos otros, que tampoco hacen oidos a su miedo, y salieron a la calle... y levantaron sus manos blancas... y se avergonzaron de aquellos que en su nombre asesinaban sin remordimiento... En unos días se cumplirán 11 años... Ojalá no olvidemos las manos devantadas... y el valor que sólo aflora en ocasiones... cuando la impotencia y el dolor van más allá de los intereses personales...

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