martes, 2 de diciembre de 2008

Uni-on y Parador Properties No Tendrán Navidad

Dicen que la burbuja inmobiliaria explotó... la verdad que lo que nos está explotando en la cara es el mundo entero con nuestro especial modo de concebirlo... Nos creimos dioses de nuestra propia creación y somos tan cortitos que el invento se nos está viniendo abajo... Y si... aquí en Portugal también se está viniendo abajo el sistema... con banqueros griposos que no quieren dar la cara ante la justicia y mucha poca vergüenza para ganar unos pocos duros que se irán tan rápido como llegaron pero dejando nuestra palabra y nuestra imagen cada día un poquito más maltrecha... Dicen que ya aquí tampoco se venden pisos, que los españoles demasiado tienen con lo suyo que no compran nada... pero ni los ingleses, ni los alemanes, ni valiente que se aparezca por estas tierras... Lo que no reconocemos, ni aquí, ni allí, es que se nos ve tan maltrechos y feitos que ¿quien se nos acerca?... Voy a contarles una historia, una historia de Navidad... la historia de una inmobiliaria, famosa en España, Uni-on, que vendía apartamentos en Portugal... alguien les contactó, compró, pero a mitad del trámite la oficina estaba cerrada y el contacto tenía el móvil desconectado... Todo continuó más o menos, pues tomó el relevo un intermediario en Portugal, Parador Properties, que prometía dar el mejor servicio: 'make you feel more at home in Portual'... Si, este era su lema, 'te hace sentir como en casa en Portugal'... sólo que no acudían a las citas, mentían tanto al vendedor como al comprador, y al fin, el apartamento se vendió... Todos agarraron su pellizco pero los trajes de estos refinados ejecutivos no podían esconder tanta basura... Hoy aquella oficina de Uni-on en Sevilla no existe pero ellos siguen vendiendo aquí y allí, tienen página web y su logo habla de 'casas con corazón'... Por su parte, Parador Properties en Albufeira presume de muchos empleados y enorme oficina, pero en algunos de los edificios que vendieron no tienen el valor de mostrar su cara de nuevo... Sólo que a ellos no les importa, tanto como al banquero de la tele, al fin, se llenaron los bolsillos y se creen felices... En eso hemos cimentado nuestra cultura... pero cuando falta el dinero y los valores ya no significan nada, de golpe nos damos cuenta de que no tenemos nada, y entonces ¿que hacemos aquí?... ¿ir al supermercado por un aparatito nuevo que nos alegre el corazón?... Llega de nuevo la Navidad y parece que si, que buscamos que algún artilugio haga palpitar de nuevo nuestro corazón... Sólo que cuando está tan sucio... ¿queda ya lugar para la alegría? Ojalá algunos encontremos esa alegría en la gente que nos quiere bien y en las cosas que parecen sin valor, pero brillan cada día y dan sentido a cada segundo, como el sol, una sonrisa, una mano amiga, ser nosotros esa mano amiga, vivir... Ojalá recordemos porque celebramos la Navidad, que no necesitamos un mes, únicamente unas horas, esas de la cena con la familia y los amigos, esas en que recordamos a un niño de Belén que no entendía el mundo como nosotros.

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