jueves, 19 de marzo de 2009
Adri en el país de los Gigantes (donde se esconde el mal)... este es el sentimiento con el que Ana María Matute nos hace llegar a su nueva novela 'Paraíso Inhabitado'... La niña, hija de una familia de clase media-alta en la España de poquito antes la República y posteriormente de la guerra... Su mundo se mueve en la enorme casa en la que pasa su infancia en compañía del servicio y de una madre lejana e incomprensible, como tantas veces parecen a los niños aquellos adultos que les tocaron como familia. La lectura es su único refugio y un unicornio atraviesa el tapiz de la pared... Ella lo ve y lo sueña y su fantasía llena su realidad de momentos que la hacen tolerar y avanzar hacia los trece años, cuando ya, no le será más permitido el privilegio de ser niña de nuevo. Es en buena medida una autobiografía imaginaria, síntesis de sus ideas y de su obra, que vale como el testamento literario que lega alguien curtida en experiencias, pero aún así la escritora niega que en el perfil de la pequeña haya mucho de quién fue ella de niña. En Matute ese es uno de sus grandes avales, su sinceridad emocional que definiéndola, hace que a veces confundamos al creador con la criatura. Esta novela cálida y triste viene a ser una reafirmación de rebeldía en una edad cuando se supone que todas las rebeldías fueron ya vividas (actualmente tiene 82 años de edad) y vuelve a dejarnos un mensaje pesimista sobre la vida con su modo de contar sin pretensiones pero con profundidad y seriedad. Como siempre en Ana María Matute, el mundo adquiere una dimensión dual, el bien y el mal, la felicidad y la desgracia o tristeza, aunque con elementos en ambos sectores que equilibran, al fin, su visión del mundo.
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