Aunque era esperado no dejo de ser celebrado con cariño y admiración por todos los españoles que presenciaron la entrega de los Oscars en su 80 edición. Con el Globo de Oro en el bolsillo y el Bafta británico, 'guau' fue lo primero que vino a su mente... Por una vez, sí había para tanto. Javier Bardem se llevó el primer Oscar jamás otorgado a un actor español y se lo llevó no sólo ante el éxtasis de su madre o de sus compatriotas, sino también bajo el aplauso de toda la meca del cine. Aquí no ha habido cuotas, ni ha habido marketing, ni ha habido halagos a la prensa (que más hablaba del glamour perdido y de que los Oscars ya no se quedaban en casa), sólo ha habido una claudicación unánime ante un tipo de talento... En un inglés rápido se esforzó en no trabarse antes de virar al español, mirar hacia donde estaban Pilar Bardem, su madre, y su hermano Carlos, y dedicar el premio en sus manos a sus padres, a sus abuelos y a la larga tradición de "los cómicos de España". Fueron en sí unos Oscars que miraron al viejo continente premiando los valores europeos, tal como citó el mismo Bardem.
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