jueves, 29 de marzo de 2007

Ruta Por Mi Última Frontera

Compartiros esta ruta se lo debía a la tierra que me alojó y donde viví muchas esperiencias. Soy de Málaga pero crucé el mundo y me enamoré del último confín de la tierra, que era como yo lo veía en aquellos tiempos. Ellos lo llaman el Valle del Rio Grande... ese rio de las pelis americanas... Cuando te acercas y miras hacia abajo te preguntas quién le puso el nombre de "Grande", a la altura de McAllen no es tan grande, eso puedo asegurarlo y creo que tampoco se hace mucho mayor por otros lares. Curiosamente México le dió otro nombre... Rio Bravo.
Si llegas por avión un buen lugar de llegada sería el mismo McAllen. Esta es una ciudad a primera vista sin mucho que ver pero no es cuestión tanto de ver, sino de sentir, de conocer a su gente, de moverte por sus calles... eso si, en coche. Primer consejo, alquila un coche.... en esta parte de EEUU sin un auto no puedes hacer nada. Es una zona de ciudades y pueblos pequeños, con mucho sabor a pasado, a revolución industrial que ya acabó, a emigrantes méxicanos viviendo en trailas, a comida méxicana y tex-mex y todo ese cruce cultural que sólo se puede encontrar donde los que están llegando y los que ya no recuerdan de donde vienen conviven. Si no hablas inglés no te preocupes, este es tu lugar, estás más en México que en EEUU. Lugar de mucha historia y mucho que entender sobre ambos países.
Lo primero puede ser darse una vueltecita por la ciudad y buscar donde comer... Mis sitios son dos. Si quieres comer tacos méxicanos pero de los de veras, no esos que anuncia Taco Bell que ni son tacos ni nada (invento USA) dirígete a la Taquería El Zarape (956) 682-9010. La dirección es 3420 N 10th St McAllen, TX 78501. Te encantará, eso sí, no vas a librarte de que toda la ropa termine oliendo a taquitos y salsa picante.
Si lo que prefieres es la pizza hay un incondicional para mi: Cici's Pizza en el 2702 N 10th St Mcallen, TX 78501. Por 4.49 dólares, bebida aparte, tienes toda la pizza que quieras tanto salada como dulce, ensaladas y toda la bebida que te apetezca. Olvidé decir que en McAllen casi todo está en la diez (10th St) así que todo es dejar el aeropuerto, tomar la 10th y seguir hacia adelante... Por ella misma se puede llegar a Edinburg, todo está bien señalizado. Edinburgo es chiquito pero tiene un centro que invita a hacer algunas fotografias y sobre todo encontrás el Hidalgo County Historical Museum. Podrás conocer la historia del Rio Grande desde la prehistoria, aunque su punto fuerte es la guerra con México y todos los conflictos de la frontera. Es sobre todo una colección de armas, documentos, uniformes, etc. que nos muestran la verdadera historia de foragidos y terratenientes que hizo posible una población tan única al sur de Texas. El edificio en 1910 albergó una parte de la prision comarcal y en la parte superior de su única torre se puede visitar la horca que fué utilizada en una ejecución pública en 1913. Desde 1970 es museo. La entrada cuesta 2 dólares, con descuento para estudiantes y niños.
Saliendo con dirección este por la Expressway 83 E, pasado Weslaco, hay otro lugar que merece la pena una parada... Tomas la salida hacia el sur 3 Mille Road W. en dirección a la Military Hwy donde nos encontramos con Progreso, aún en territorio estadounidense. Desde allá siguiendo las indicaciones encuentras Nuevo Progreso en México. Al llegar a la frontera es preferible dejar el auto en un parking y cruzar a pie. Cuidado con carteras y objetos vistosos. Es un pueblito con sabor sin igual, todos los arquetipos del México clásico... y mucho que comprar y que comer... sólo que es un lugar hecho para el turismo y ni siquiera aceptan pesos, sólo se puede pagar en dolar.

De nuevo en la 83 hacia el este llegarás a Brownsville. Este lugar no tiene mas interés que ser la primera playa que encuentran los que vienen de tierra adentro. Aquí el Valle del Rio Grande por fin huele a mar. Merece la pena una vuelta o mejor, y si quieres conocer el otro México, el de verdad, el fronterizo y conflictivo, el lugar es Matamoros. Matamoros es historia y es España. Es parte de la colonización de este sur de Texas-norte de México cuando las fronteras no estaban aún tan claras. El municipio de Matamoros está ubicado en la parte noreste del estado de Tamaulipas, con una altitud de 10 msnm. Colinda al norte con el municipio de Brownsville en EEUU y al sur con el municipio de San Fernando y la Laguna Madre; al este con el Golfo de México y al oeste con los municipios de Río Bravo y Valle Hermoso. Más que aconsejar un lugar o un restaurante es cuestión de caminarlo... aquí sí, como en España, caminar es posible... de nuevo existen las aceras... No es un lugar bonito, al contrario, es bastante feucho pero merece la pena unas horas (si tienes puedes quedarte algo más clicka en el escudo) y el tiempo de sentarte en una taquería para tomar unos tacos de canasta, o algún rico tamal, sobre todo si encuentras los envueltos en hoja de banano. Mientras tanto, y por todas partes, no dejarás de oir el corrido, la música del norte (el sonido del otro méxico). Dicen que el corrido proviene de los que llegaron de Europa, unos de España y algunos otros de Alemania. Su indentificativo es el acordeón que no es un instrumento típico de estas tierras y que algunos atribuyen a la influencia alemana. Sin embargo el corrido habla de México, y suena a México.
Una vez más y tomando la ruta hacia el norte, comenzarás el regreso por la 83 esta vez hacia el oeste para volver a Harlingen (ya antes pasamos por ella pero de paso). Harlingen es una ciudad anclada en los 50, quizás los 40. Es interesante caminar por su centro histórico y ver sus tienditas y escaparates que recuerdan aquel viaje al pasado de Marty en Regreso al Futuro. Algunas de estas tiendas son como antiguas, como de cosas que no sabes para que comprar, ni para que compraría nadie, pero merece la pena el paseo. Encontrarás también un alto y viejo edificio abandonado que no va del todo con el lugar... os aseguro que es un buen lugar para filmar un video musical.
Pero Harlingen es conocida como la ciudad de los murales. Ese es su mayor atractivo, murales y más murales inundándolo todo. Esta tradición proviene de 1928 cuando se encargó a un pintor local, Luís López Sánchez, la realización de un mural para la fachada de la hoy Bowie Elementary, en el 306 W. Lincoln. Las muchas serpientes curvándose a lo largo de su única fachada mostraba la antigua creencia de que las serpientes eran símbolo de sabiduría y el conocimiento. Desde entonces, la escuela fué para todos La Escuela de las Víboras (en español, por supuesto). Desde entonces en Harligen los murales aparecen por todas partes hablando de sus gentes y de su pasado de emigrantes.
Desde aquí te acercas hasta el fin del recorrido, Corpus Christi. Al salir de Harlingen tomarás la 77 siempre adelante, siempre dirección norte, saliéndote del Valle del Rio Grande. Cruzarás por un pequeño lugar llamado Sarita. Cuidado aquí, hay un control de inmigración que comprueba documentación de la mayoría de los que la cruzan. Intenta ser un obstáculo para los mojados provenientes de México, pero todos en el lugar conocen el control de Sarita.
La llegada a Corpus te sorprenderá. Trás una ruta de pequeños lugares esta ciudad se nos presenta como la primera verdadera ciudad... Un lugar con mucho que ver y con mucho que hacer... No demasiado grande pero una ciudad en fín. Mi consejo es buscar un hotel aquí y pasar unos días. Corpus Christi posee todos los ingredientes principales para un fin de semana ideal: sol, mar, lugares de interés y un montón de actividades para disfrutar. Pasa el día en la playa tomando el sol o practicando windsurf, el pasatiempo favorito de la ciudad. Incluso si miras en la arena puede que encuentres un sand dollar, una especie de concha que por el momento sólo he visto en aquellas playas. Visita el enorme Acuario Estatal de Texas, con su nueva Bahía de Delfines, un hábitat protegido para delfines que no pueden sobrevivir en libertad. Ve a ver el USS Lexington, uno de los portaaviones más famosos de la historia naval de Estados Unidos. Pasea entre la preciosa flora y fauna de los Jardines Botánicos. En el Museo de Ciencia e Historia visita las réplicas de la Pinta y la Santa Maria, dos de las embarcaciones que llevaron a Colón hasta el nuevo mundo. Por la noche, puedes ir a disfrutar de una suculenta cena a base de marisco a cualquiera de sus restaurantes, y luego ir al histórico teatro Harbor Playhouse para disfrutar de una maravillosa y original obra comunitaria y conocer un poco más el espíritu de Corpus Christi.
Un lugar que entonces me pareció la última frontera. Hoy ya conozco otras últimas fronteras, lugares más lejanos posiblemente, pero sigo regresando a esta. Hoy veo que no puede ser más diferente de la vida que tenemos en España pero por eso mismo tampoco puede ser más atrayente.

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