Tal como cambian las modas, y cambian nuestras ropas, casas y entorno... así también están cambiando complementos que en otras épocas parecían ir más por su lado... totalmente agenos al vaivén de los colores y estilos del momento. Es el caso de la utilería de la mesa... lo de siempre ha sido heredar la vajilla familiar que se usaba en ocasiones especiales y que tenía un enorme valor tanto material como emocional... Hoy comemos platos de países que no sabríamos situar en un mapa, nuestras casas se visten de Ikea o Agatha Ruiz de la Prada, somos gente de ciudad que corretea de un lugar para otro a ritmo frenético... Y la vajilla de la abuela no nos resistiría...
Julieta lo describe en pocas palabras... '
Ya le he dicho a mi madre que no me interesa recibir como herencia la vajilla de porcelana de la abuela, no es que no la agradezca (aunque preferiría ese escritorio Luis XV del siglo pasado) sino que ya me he comprado el set completo de Snowden Flood. ¡Qué voy hacer con una vajilla de rosas y viruletes dorados! Yo soy una chica fashion, de ciudad y no puedo servir mi especialidad de sushi en estos platos… es como que no da. Lo siento abuelita, lamento no hacer caso a tu testamento pero tu vajilla es incompatible con mi estilo de vida y de decoración'.
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