Vuelta Al Cole

Años 70. En el programa Un, dos, tres el regalo estrella era el coche, que por entonces era más caro que el segundo regalo estrella, el apartamento en Torrevieja. Las mamás, por lo general, no trabajaban, la mía incluida. Los abuelos solían tener una casa grande en el pueblo, cuando la especulación inmobiliaria aún no había provocado la venta masiva de terrenos y fincas, o, peor aún, su expropiación. Los niños podíamos salir a jugar a la calle sin miedo a que un coche nos atropellara o un extraño nos raptara. Y las vacaciones eran un dulce remanso estival hueco de días.

A día de hoy. Papá y mamá trabajan, y unas vacaciones les cuestan los dos sueldos y parte de otro. A los niños no se les puede dejar con la abuela, porque en su piso apenas cabe la ecuatoriana que la cuida. Ni se les puede mandar a jugar a la calle porque a mamá le da miedo que les pase algo y porque a lo peor les da una insolación (cosas del asfalto y el cambio climático). Cada año el mismo problema: tres meses en los que no se sabe dónde aparcar a los críos, como si fueran un trasto viejo. Y no es extraño que un día te salgan, como la mía, con el "Quiero volver al colegio. ¡Me aburro!"

Mañana por fin, día 11, el sueño de mi hija se hace realidad, y yo pregunto en voz alta a la señora presidenta: Esperanza, ¿podría hacer honor a su nombre y decirme que el año que viene mi Comunidad abrirá casals al estilo catalán?

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fuente: www.adn.es