Escritora, traductora, editora y gestora, llegó al culmen de su carrera al asumir la dirección de la
Biblioteca Nacional en el 2004. Mujer admirable, sobradamente preparada y portadora de un
inestimable bagaje, la catalana ha sido una de las mayores aportaciones de los últimos años a dicho organismo. Son muchos los
logros y los
retos asumidos en su
constante esfuerzo por la
modernización y la optimización de recursos tanto materiales como humanos.
Rosa Regàs Pagés llegó a la escritura tras una larga vida en el anonimato de un hogar y de una pequeña editorial propia. Con sus hijos ya mayores se planteó: "he tenido muchos hijos y he plantado muchos árboles pero al paso que voy moriré sin haber escrito un libro". Y lo hizo... escribió el primero de
muchos... de muchos premios... de muchos éxitos de venta... de muchas ediciones... Rondaba los 58 años de edad y era su primera novela.,
Memoria de Almator. Ahora abandona la Biblioteca Nacional por principios y con un sabor agridulce, tras hacer público que el nuevo ministro de Cultura, César Antonio Molina, le espetó el pasado viernes que durante sus tres años en el cargo "
no había hecho nada". La autora, asombrada aún, reconoce que se marcha "con un poco de tristeza", ya que considera una lástima que un trabajo "tan duro" sea en ocasiones "
tan poco reconocido". Su conciencia está tranquila pero serán muchos los
proyectos, los dossieres y papeles que quedarán abandonados en un cajón por tan
repentina disolución de su contrato. "
Me quedé sorprendida cuando [César Antonio Molina] me dijo que en tres años no había hecho nada, y si cree que yo no he hecho nada, igual él tampoco tiene tiempo en cuatro meses, hasta el fin de la legislatura", ha comentado Regás, quien destaca que lo más difícil de su trabajo estos años ha sido estar en Madrid lejos de su familia y amigos.
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