El español más joven en ganar el Tour de Francia es un ejemplo de que se puede, no sólo ganar un tour, sino ganarle la partida a la vida. Un muchacho de esos barrios de Madrid donde vive gente normal, tan normal que aún se puede usar para rodar escenas de la España de 'Cuéntame', porque por Pinto las cosas no han cambiado tanto. En sus calles, con sus amigos, comenzó a soñar con el Tour. Y puso todo su empeño, hasta que trás una caida en lo suyo, en la bicicleta, creyó que la aventura se acababa ahí. Los médicos le descubrieron un cavernoma en una arteria del cerebro que, superada la operación, podía suponerle no volver a competir. Hoy es una anécdota que salta a la palestra con su victoria. En su cabeza aún se ve con claridad una enorme cicatriz de lado a lado. Pero el Tour es una carrera de bicicletas y Alberto Contador, antes de hoy, ya sabía que esta no era la gran carrera. La grande se corre durante cada año y cada día, y en ella Alberto ya ha conocido las duras caídas y las victorias. Hoy es una más. Hace unas horas llegaba a los Campos Elíseos como el flamante vencedor del Tour de Francia.
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