domingo, 15 de julio de 2007

Visitando Graceland

El 16 de Agosto se cumplirán 30 años desde la muerte del mítico Elvis Presley. Muchos estadounidenses han pensado que este es un buen año para viajar a su casa-museo en la ciudad de Memphis. Quizás sea al contrario, quizás no sea un buen año si no quieres encontrarte con aglomeraciones de 'frikis' y con colas sin fin para todo... de todos modos visitar Graceland es toda una experiencia sea cual sea el momento que elijas. La enorme mansión que Elvis compró en Memphis está ubicada en el 3700 del Elvis Presley Blvd. Como pueden imaginar no tiene pérdida. Memphis sigue siendo Elvis, tal como Elvis fue Memphis. Desde que se atraviesa la cancela de hierro forjado decorada evidentemente con guitarras, todo se hace increible. Algunas salas son realmente espantosas, pero no debemos olvidar que junto con el gusto bastante dudoso del artista también esta el estilo de finales de los sesenta y principios de los setenta, que hoy se sienten demasiado recargados y faltos de clase. Es a destacar la 'jungle room' con un ostentoso decorado mezcla de película de la selva y estilo pop ye-ye bastante ñoño. En uno de los garajes, está el famoso Cadillac rosa que Elvis regaló a su madre con el dinero de su primer contrato. Junto a él toda una colección de autos y motos de un enorme valor material e histórico en el caso de alguno. Salas y salas con sus libros, sus discos de oro y platino, sus fotos y sus recuerdos, que nos cuentan la historia de un buen chico, de un joven cristiano que cantaba gospel con su guitarra, de un cantante que se perdió en el pozo oscuro del poder, el dinero y la fama. Completan la visita dos aviones afuera de la casa con la última tecnología de aquel momento que incluye un ordenador (¡en los primeros setenta!) y un baño con piezas de oro. También se puede visitar su tumba y la de su madre, situadas en un bonito jardin de la casa. Ya afuera no se puede evitar el gran negocio, los mercaderes acampan a sus anchas. Una decena de supermercados que no venden más que Elvis, en colchas gigantescas, mantelitos individuales, y en mil objetos de gusto más que dudoso. Uno espera encontrarse el reloj de cuco que haga 'Oh uababuluba....' al dar la hora o quién sabe qué. Llegando la fecha del aniversario la locura se hace mayor y es necesario comprar entradas por anticipado por internet y llegar a primeras horas de la mañana. Si no, arriesgate a morir en el intento.

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