viernes, 27 de julio de 2007

Moerakis Al Sur De Nueva Zelanda

Estos inusuales cantos rodados esféricos esparcidos por las playas, en la Moeraki Boulders Scenic Reserve, son los mejores ejemplos de esta clase que se pueden encontrar en todo el mundo. De acuerdo con la leyenda maorí, son los resquicios de cestas de comida lavadas desde una gran canoa que naufragó aquí procedente de Hawaiki. Los geólogos los conocen, más prosáicamente, como concreciones septarias, y son los únicos que quedan en toda la costa; habían sido numerosos cerca de la playa de Katiki y por los alrededores de Shang Point, pero hace tiempo que todos los ejemplares pequeños son considerados un souvenir. Quizás la razón principal que despierta la curiosidad de la gente es su redondez casi perfecta, combinada con la superficie nervada, que les da la apariencia de un caparazón de tortuga. Hay unos cincuenta cantos rodados en Moeraki, el mayor de los cuales pesa unas siete toneladas y mide más de dos metros de diámetro. Aunque su posición en la playa pude sugerir que los cantos se formaron por la acción del agua, en realidad emergieron de los acantilados de roca sedimentaria que se encuentran detrás de la playa, creados a partir de las sustancias químicas cristalizadas en torno a un núcleo (como una perla), cuando se formaron en el sedimento hace unos 65 millones de años.

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