miércoles, 18 de abril de 2007

Cabo Verde

Boavista se extiende a lo largo de una inmensa llanura desértica pero rodeada por aguas cristalinas de color turquesa. El harmattan, una masa de aire cálido y seco es el responsable de todo este cúmulo de arena, que es una extensión del desierto del Sáhara. Pero los vientos que esculpen un paisaje tan árido, a la vez son un atractivo para los amantes del windsurf y el flysurf. El nombre de Cabo Verde no hace justicia a este territorio y al parecer fueron los navegantes portugueses que bautizaron estas islas con el nombre de la cercana península senegalesa de Cap Vert. La isla de Boavista se ha ganado la fama de cementerio de barcos, debido a su escarpado litoral, que traicionó a cientos de navíos. Una música nos acompañará constantemente en nuestro viaje: es el zouk, un estilo originario de las islas Antillas (mar Caribe) compuesto por instrumentos de percusión africanos con otros electrónicos más actuales. Sal-Rei es la capital de la isla, además del principal centro turístico. El puerto, siempre bullicioso, constituye un lugar idóneo para sumergirnos en esta ciudad. Un buen vaso de grog, el ron típico, nos dará pie a entablar conversación con los pescadores de alguna taberna, aunque la mayoría sólo conocen el criollo, la lengua del archipiélago que nació del encuentro entre la cultura colonial portuguesa y la africana.

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