Ya visitar la capital es toda una experiencia, pero algo aún más fascinante es dirigirse hacia Thingvellir, la llanura del parlamento vikingo ya en el año 930. Vale la pena ubicarse en lo alto del Logberg, peña de las leyes dominando una grieta volcánica de extensión desmedida, y contemplar el lago para experimentar lo bonito del sitio. A lo lejos, glaciar, volcán y chorro de vapor adornan la llanura fertilizada por las lavas vecinas. Thingvellir es el paseo del domingo más apreciado de los islandeses. Y a una hora de Laugarvatn, Geysir espera, por intervalos regulares, a los visitantes, a quienes sorprende cada vez por su chorro repentino. Pero más aun, es en Gulfoss donde hay que detenerse para contempar una de las caidas de agua más hermosas del mundo. Chorreando del río formado por las aguas del Huuita rebotan en cascada de hierro, para internarse luego en una profunda grieta de 200 metros, abierta entre altas paredes basálticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario