El pasado domingo un
terremoto submarino frente a las Islas Salomón causó un tsunami arrasando varias aldeas de este país. El sismo resgistrado a poca profundidad, de una magnitud de entre
7,6 y 8,1 grados en la escala de Richter, destruyó numerosos edificios y dañó un hospital en la isla de Gizo, al noroeste de Honiara, capital de las Salomón. Con todo, este no ha sido un tsunami tan destructivo como el del
2004 que arrasó una amplia zona del sur de Asia (clicka en la imagen inferior). Fué en estas fechas cuando el mundo introdujo una nueva
palabra en su vocabulario,
tsunami. Todas las cadenas de televisión y prensa escrita se apresuraban a explicar que era este fenómeno tan desconocido en este lado del mundo. Parecía que algo así nos quedaba muy lejano, y la palabra tsunami resultaba tan exótica como el país de donde procedía. Pero no, no es tan lejano. Puede ocurrir en nuestro continente y de hecho ya ocurrió. En
Lisboa se conservan muchos documentos al respecto. Miles de portugueses que sobrevivieron al gran Terremoto de Lisboa de 1755 murieron en los instantes posteriores debido a un tsunami. Antes de la llegada de la enorme ola las aguas se retiraron hacia el mar, mostrando mercancías y cascos de barcos olvidados que yacían en el lecho del puerto. Eso sí, por aquel entonces su nombre era maremoto.
El pasado domingo un terremoto submarino frente a las Islas Salomón causó un tsunami arrasando varias aldeas de este país. El sismo resgistrado a poca profundidad, de una magnitud de entre 7,6 y 8,1 grados en la escala de Richter, destruyó numerosos edificios y dañó un hospital en la isla de Gizo, al noroeste de Honiara, capital de las Salomón. Con todo, este no ha sido un tsunami tan destructivo como el del 2004 que arrasó una amplia zona del sur de Asia (clicka en la imagen inferior). Fué en estas fechas cuando el mundo introdujo una nueva
palabra en su vocabulario, tsunami. Todas las cadenas de televisión y prensa escrita se apresuraban a explicar que era este fenómeno tan desconocido en este lado del mundo. Parecía que algo así nos quedaba muy lejano, y la palabra tsunami resultaba tan exótica como el país de donde procedía. Pero no, no es tan lejano. Puede ocurrir en nuestro continente y de hecho ya ocurrió. En Lisboa se conservan muchos documentos al respecto. Miles de portugueses que sobrevivieron al gran Terremoto de Lisboa de 1755 murieron en los instantes posteriores debido a un tsunami. Antes de la llegada de la enorme ola las aguas se retiraron hacia el mar, mostrando mercancías y cascos de barcos olvidados que yacían en el lecho del puerto. Eso sí, por aquel entonces su nombre era maremoto.
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